Desde aquí, quiero agradecer al Maestro Yoan (Dae Won Yoo), por tantos años de aprendizaje y prácticas compartidas.
Comencé a practicar desde muy jovencito, hemos transitado por varios espacios de práctica, comencé con un cinturón de color blanco que nunca soñé con verlo convertido en color negro sin primero estar a la altura del mismo, porque jamás prevaleció en mí el interés de la graduación por sobre la del aprendizaje, la práctica y mis objetivos personales, que no eran otra cosa que justamente esos: practicar, transpirar el Dobok y aprender…
Hoy después de tantos años y aunque ya no me encuentre alineado bajo su Organización, no puedo dejar de agradecer por todo lo compartido, porque ser agradecido es ser humilde y porque ser humilde creo que es parte de haber entendido la esencia de este Arte tan lindo que ocupó la mayor parte de los años de mi vida…
Marcelo Vales.